Con el tiempo me vi rodeada de grandes cosas, grandes amistades, grandes experiencias, grandes amantes y muchas cosas mas grandes, pero llego un día en que encontré que las cosas pequeñas me llenaban mas que tanta grandeza. Caminaba por la calle, viendo a la gente correr con sus paraguas en mano, tratando de huir de la lluvia y buscando algún medio de transporte que los lleve al lugar que todavía parece ser seguro, a casa. Yo? me rendí ante el inclemente temporal y ante la posibilidad de una terrible depresión, así que decidí recordar mis inicios, volví a mis raíces, a ese tiempo en que, aunque debía trabajar como el mas simple de los mortales, no había permitido que la responsabilidad me hiciera fruncir el ceño, en que soñar no me costaba nada, ni tiempo ni energía, ni ideas para buscar como conseguirlo, en que no entendía claramente lo que era una frustración y en que finalmente divertirme era una de mis mayores preocupaciones. Camine por el parque llene mis pulmones de aire puro o por lo menos del que rodeaba al parque, deje que la lluvia me empapara con su manto, mientras caminaba, me di cuenta de que por fin observe y no solo mire, todo aquello que durante mucho tiempo me había perdido, las preocupaciones, el trabajo, la gente, los amigos, la familia, habían hecho que me olvidara de ese momento especial para mi, entonces empecé a recuperar ese tiempo, dando pasos cortos bajo la lluvia, dejando que el agua se llevara toda esa tensión, todos esos problemas, todos esos sinsabores que a veces te deja el vivir tan rápido. Al llegar a casa, encontré a mi familia, mis hijos, las llamadas perdidas de los amigos en el celular, los regaños de mi madre, los deberes de mis hijos, los gritos, las risas, el trabajo, pero me sentía mejor, me sentía nueva y otra vez volvía a empezar. Espero que esa sensacion me acompañe por otra semana mas hasta que pueda volver a hacerlo y recuperar esa parte de mi alma que se desgasta cada semana.
