Desde que nació, y no por parecer martir, siempre he pensado que Teo vino a salvar mi vida, los problemas en los que me metía antes de que mi niño llegara, son dignos de una novela. A mis 30 años estoy entendiendo el significado, no solo de la palabra sino de el acto de amar, a redefinir mi vida, a entender mi propio yo, a ser feliz conmigo para poder ofrecerle a el, el mundo entero, un mundo lleno de posibilidades, de oportunidades, un mundo lleno de vida. A mis 30 años me enseño a ser paciente, a respirar profundo y esperar antes de abrir mi bocota, para escuchar lo que el tiene que decirme, sus especiales capacidades de amar me han hecho ser un poco mas tolerante.
A mis 30 años me enseño, lo que estaba haciendo mal para mi vida, la cantidad de rencor y dolor que llevaba en mi corazón, me enseño a inclinar mi cabeza y decir gracias de corazón o perdón sin tener que llegar a un enfrentamiento, me enseño a respirar diciendome "abre boca mama" y el soplaba en su intento de respirar y calmarse.
A sus 3 años me enseño a caminar de la mano, la única persona que me había tomado de la mano, durante 10 años de mi vida, al caminar había sido mi mama, me enseño a sentirme segura de mis pasos junto a el.
Desde que recuerdo, me he escudado detrás de un pseudo feminismo que yo mismo cree para llenar mi boca de "yo puedo sola" "yo no necesito de ningún hombre" "mis capacidades son iguales que las de un hombre" y demás máximas que llevaba como escudo de vida, hasta que un día lo vi ayudandome a llevar las compras del super, en sus cortos 3 añitos, lo vi intentando levantar el balde de ropa para tender, lo vi quitandome la mochila de la escuela y diciendo "yo llevo mochila mama" y me la quito.
Entonces entendi que aunque yo si puedo sola y no necesito de ningun hombre y mis capacidades son realemente iguales a las de un hombre, no lo necesito para ser feliz sin embargo descubri que en el fondo siempre lo quise y si quiero tener un compañero de vida, que me ayude con el balde de ropa para tender y que se ofrezca a ayudarme a cargar las compras del super.
A sus 3 años me enseño que a los 30 se puede confiar, tener fe en que todo mejorara y que los niños tampoco la tienen facil, la mayor parte del tiempo son los que salen perdiendo, no son peritas en dulce pero tampoco son tan satanicos como yo los pintaba antes.
A sus 3 años, mi niño me enseño que me ama y con su amor esta curando mi herida alma de 30.
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